sábado, 2 de febrero de 2013

Arrancamos...

Ya voy saliendo desde Neuquén para Bs. As. (2 de Febrero, 2013). La idea de este próximo viaje tiene que ver con sustentar lo que decía Aldous Huxley: "To travel is to discover that everyone is wrong about other countries."

domingo, 13 de enero de 2013

Se me dio... me voy de viaje el mes que viene!

Les cuento que inesperadamente! el martes pasado me llamaron para comentarme que se abría un lugar para mí en una beca para realizar un programa de capacitación en emprendimientos y negocios en Israel desde el 7 al 18 de Febrero!! Yo había intentado aplicar a ese programa en Diciembre, pero quedé afuera de la selección original ya que no pude asistir a la entrevista de selección de los participantes porque estaba trabajando en el interior... Por suerte, alguno de los elegidos decidió no viajar a último momento, y me abrió la puerta a mi para que ocupe su lugar el día en que cerraban la lista de los viajeros confirmados. Me pagaron los pasajes para viajar ese mismo martes desde Neuquén a Buenos Aires para asistir a la reunión inicial de integración (que en verdad fue un asado con narguilas de postre). La verdad es que me pude organizar para asistir y conocer al grupo de los 30 chicos que viajarán conmigo y además me permitieron quedarme 4 días más para visitar amigos, familia y hacer algunos trámites más. La mejor parte de esta historia, para los que leen mi blog, es que me permitirán abir el pasaje de regreso sin cargo... y puedo cambiar el regreso para volver por Roma desde cualquier lado. Por lo tanto después de coordinar un viaje hacia Turquía el 20 de Febrero con otros amigos para cuando se termine el programa, saqué un pasaje por 540 pesos desde Istanbul a Londres... y estoy por confirmar los pasajes: Londres o Dublin-Roma y luego de 2 semanas, Roma-Buenos Aires a fines de Marzo... En fin, se viene un gran viaje de 1 mes y 20 días por Israel, Turquía, UK e Italia!

jueves, 27 de diciembre de 2012

Mea culpa... Pero voy a resarcirme: un gran viaje se acerca!

Hola!! Hace años que no escribo en el blog! Cometí el error de no continuar escribiendo sobre las vivencias de mi paso por Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Honduras. De eso no hay nada, pero tampoco casi puse historias de Guatemala, Belize, Paraguay, ni Uruguay. Es decir, me faltó relatar más de la mitad de mi viaje por el continente Latinoamericano! Por eso les pido disculpas a todos aquellos que seguían mis pasos... en aquel momento se me complicaba encontrar computadoras para escribir y subir fotos de lo que iba conociendo así que decidí -mientras cruzaba navegando de Colombia a Panamá- que me iba a dedicar más a disfrutar cada momento del viaje y preocuparme menos por dejar un relato de lo que iba viviendo... Hoy, faltando sólo 4 días para terminar el año 2012, me desperté a las 6.30am con una sensación muy fuerte de que necesitaba volver a viajar... Los viajes son lo que más disfruto en la vida y si bien durante el 2011 hice varios viajes a USA y también fui a Chile, Brasil, México y Panamá... durante el 2012 casi no viajé al exterior, sólo estuve los primeros días del año en Venezuela. Así que ojalá el 2013 vuelva a acercarme a eso que tanto me gusta... Tengo ganas de que mi próximo viaje largo, sea para "darle la vuelta al mundo!". Ya voy a ver cómo lo logro y si hay alguien que me quiera acompañar en ese periplo... Todavía no sé cuándo... espero poder concretarlo en 2013 o 2014... Veremos!

viernes, 29 de agosto de 2008

ECUADOR: Verde paisaje del medio del mundo

Crucé un puente en la frontera de Perú con Ecuador desde dónde se observaba el río completamente desbordado debido a las intensas lluvias que habían caído en los últimos días, dejando graves consecuencias en la zona.




Una vez en tierra ecuatoriana me dirigí, con un alemán llamado Samy, desde la fea ciudad fronteriza de Huaquillas hacia Loja, por una carretera bastante movidita donde predominaba ampliamente el color verde en el paisaje. Desde allí tomamos otro bus para Vilcabamba, un pueblito muuuy tranquilo conocido como "El Valle de la Longevidad" debido a que algunos de sus habitantes llegan a superar el siglo de vida. Dicen que esto se debe a su desestresado modo de vida, la pureza del agua mineral que beben, la sana alimentación que ingieren y el agradable clima de la región.

Aquí nos quedamos más tiempo de lo planificado tentados sobre todo por las comodidades que nos ofrecía el hostel, donde también me encontré con Octavio, un argentino con el que nos hicimos amigos por internet y que en ese momento estaba trabajando por unos días allí.

El hostel era una "ganga", ya que por 7 dólares teníamos acceso a una cama grande, un desayuno muy casero con jugo de tomate de árbol y huevos, sauna, jacuzzi con tv y dvd para ver películas desde el agua, mesas de ping pong y billar, etc.

En Vilcabamba hicimos 2 caminatas, una al Cerro Mandango para observar el tupido valle desde las alturas donde apreciamos la gran biodiversidad de este país en cuanto a flora y fauna.







La otra caminata fue siguiendo un arroyo hasta Agua de Hierro, pero con el aguacero que cayó en el camino ya no nos hizo falta llegar a encontrar más agua...

Con Sammy salimos de Vilcabamba rumbo a Cuenca pero antes pasamos por Loja donde hice otra de las buenas acciones de este viaje al devolver un portafolio lleno de documentos importantes como: talonarios de facturación, chequeras, carnet de conducir, cédula de identidad, etc. que pertenecía a un ingeniero que lo había olvidado en el primer bus que tomé y que permaneció en el portaequipajes durante 3 días sin que nadie lo notara. Él estaba tan agradecido porque yo se lo había regresado que nos invitó a comer un ceviche de camarones al alemán y a mí y luego nos paseó en taxi en un improvisado city tour por los lugares más vistosos de su ciudad, antes de que tomáramos el siguiente bus a Cuenca.




Allí llegamos por la angosta carretera antigua ya que en la nueva vía ocurrió un deslave que la iba a mantener en reparación durante 10 días debido a las intensas lluvias que, como se vió en la primer foto afectan fuertemente a muchos sitios del país.

Cuando llegamos al hotel de Cuenca, nos encontramos de casualidad nuevamente con Octavio que se había ido antes de Vilcabamba así que salimos los 3 a recorrer esta tranquila ciudad fundad en 1557 reconocida por la UNESCO que se encuentra atravesada por 4 ríos y que constituye la 3era ciudad del país luego de Guayaquil y Quito.

El primer día me subí a un bus turístico porque con descuento era un paseo barato y una guía explicaba todos los sitios de interés por dónde pasábamos hasta llegar al mirador de Turi que ofrece una bella vista de esta pintoresca ciudad colonial.




Además ese día me junté con Rocío y fuimos a ver el Museo del Sombrero donde nos explicaron cómo producen los mundialmente reconocidos "Panamá Hats". Lo curioso es que estos sombreros de paja se han denominado mal debido a que muchos de ellos luego de ser confeccionados en las costas de Ecuador, se enviaban a los trabajadores del canal de Panamá y por eso popularmente se confundió su origen.
También vimos unas exposiciones en el Museo de Arte Moderno.

Al día siguiente con los chicos fuimos a los baños termales que quedan cerca de la ciudad y nadamos en las aguas calientes de una gran pileta a la que ingresamos a muy bajo costo. Así como nos pasó en Vilcabamba, también en Cuenca nos dieron ganas de quedarnos más tiempo del que habíamos estipulado inicialmente.

Esa noche presenciamos una presentación de la banda de jazz Mainstream y al día siguiente visité uno de los mejores museos que vi en Latinoamérica, el del Banco Central del Ecuador que por solo US$1,50 me dio acceso a maravillosas salas de arte arqueológicas, numismáticas (monedas) y etnográficas que distinguen a los habitantes de este país explicando sus costumbres y las vestimentas que usan en el día de los inocentes (muy distinto al de Argentina), el de la "vaca loca", el baile de cintas, etc.

Además en el gigantesco parque del museo se encuentran las ruinas incas de Pumapungo descubiertas a principios de 1900 en medio de la ciudad.




Allí también hay un jardín muy bien cuidado que exhibe y explica más de 300 especies de plantas de Ecuador, desde chamánicas (alucinógenas) y medicinales hasta alimenticias u ornamentales. Adicionalmente se pueden ver y escuchar los sonidos que emiten diferentes aves y animales terrestres que se encuentran sueltos o dispuestos en un mini zoológico.

Al final del recorrido la directora del museo me regaló un par de libritos con explicaciones y música para seguir comprendiendo los legados de la cultura andina.

De Cuenca, junto al alemán seguimos viaje hacia Alausí, un pequeño pueblo al que los turistas llegamos en busca de un bonito paseo en un trencito que va hacia "La Nariz del Diablo" en un trayecto construido hace 100 años para unir Guayaquil con Quito, pero desde 1993 fue afectado fuertemente por "el niño" que desbordó los ríos y generó deslaves que acabaron con gran parte de este trayecto. Pero este corto trayecto se ha vuelto bastante turístico y cuando la vieja locomotora no puede hacer el recorrido, en las vías se utiliza un carro que parece una mezcla entre locomotora y autobús.




Luego pasamos de camino por Riobamba hacia Baños, un pueblito considerado la puerta a la amazonia ecuatoriana, por lo tanto cuenta con un clima muy "rico" y muchas agencias turísticas ofreciendo todo tipo de excursiones. Allí me quedé en otro hostel que volvió a redoblar la relación calidad-precio ya que por US$ 6 tuve un desayuno gigante, un cuarto con TV y baño privado, internet libre y otras comodidades.

Me hice amigo de los "manes" que allí trabajan y además de salir a divertirnos a la noche, de día salimos de caminata rumbo al Mirador de la Virgen desde donde vislumbramos de un lado al valle de Baños de Aguasanta que parecía acobijarse bajo un doble arco iris y al otro el Volcán Tungurahua (5016 msnm) que todavía "botaba" ceniza de su cráter ya que había hecho una pequeña erupción hacía 2 meses.




Baños cuenta con actividades de aventura, entretenimiento y de relajación como las aguas termales que le dieron nombre al pueblo. Adicionalmente posee una gran cantidad de cascadas que fuimos a observar paseando en el techo de una "chiva" -un bus abierto en ambos lados-.

A una de las cascadas nos acercamos en tarabita –una especie de teleférico muy alto, movilizado por un motor de camión que cruza de un lado al otro de la montaña)




Terminamos la excursión con una caminata para ver la cascada más grande del lugar denominada El Pailón del Diablo.

Esa noche continué viaje hacia la costa, empezando por Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, en parte porque posee un gran puerto.

Cuando llegué a Guayaquil me encontré con MaFer que me llevó a pasear primero por el parque Bolivar donde la gente en vez de alimentar con migas de pan a las palomas, les da lechuga a las decenas de iguanas que conviven pacíficamente con las personas que pasan y las ardillas que merodean por los árboles.




De allí fuimos al Malecón 2000 y visitamos el monumento que conmemora el encuentro de San Martín y Bolívar, los dos grandes libertadores de Sudamérica. Continuamos caminando en dirección al primer barrio residencial de la ciudad llamado Las Peñas que conforma la parte más bohemia y atractiva de la ciudad. Los 444 escalones que subimos hacia la cima de la montaña Santa Ana nos permitieron ver la ciudad desde dónde se encuentra el faro.




Desde allí tomamos un taxi a la casa de MaFer donde almorzamos una exquisita "cangreajada" preparada con sus propias manos. Ese mismo día continué viaje junto a un australiano hacia Montañita por la carretera de la costa, denominada Ruta del Sol.

Debido a sus olas, Montañita es la playa surfer por excelencia de Ecuador. A ese lugar llegan jóvenes de muchos lugares del mundo que incursionan en el deporte de día y salen de fiesta de noche.

En mi caso particular, la primera noche conocí a un grupo de chicos caleños (del sur de Colombia) super "bacano" con los que volví a encontrarme al día siguiente y desde ahí pasé a ser un integrante más del grupo hasta que me fui, ya que nos la pasamos juntos todo el resto del tiempo. Con ellos alquilamos un body board, compramos ropa bien barata, nos sacamos muchas fotos y nos a adueñamos de la noche en Hola Ola y Gío.

Nos apegamos tanto en tan poquitos días que demoré mi partida para pasar más tiempo junto a ellos.




Pero un día me tocó madrugar para viajar hacia Puerto López y me despedí de Yuly, Magda, Eli, Jenn, Pao y Jacin con la promesa de reencontrarlos en Cali, unas semanas más tarde.

Desde Puerto López se pueden visitar las islas que pertenecen al Parque Nacional Machalilla que posee gran cantidad de aves y sus aguas se encuentran habitadas por una buena diversidad de peces.

Por eso a esta región la denominan la pequeña Galápagos, con la diferencia de que para visitar aquellas islas famosas por sus tortugas gigantes, hay que abonar unos US$ 1000; por eso las Islas de Machalilla son popularmente conocidas como "Las Galápagos para gente pobre".

Yo tenía la idea de visitar la Isla de la Plata, pero la afluencia de turismo hacia este lugar había elevado mucho los precios de las excursiones y la dejó afuera de mi presupuesto. Así surgió la posibilidad de ir a la Isla de Salango que ofrecía prácticamente lo mismo por US$30 menos (ya que conseguí la excursión a mitad de precio).

Desde la lancha vimos de cerca a los hermosos piqueros de patas azules, fragatas y hasta nos lanzamos en káyac a observar un lobito de mar que se encontraba "tomando sol" sobre una roca.




Haciendo snokeling ví muchos peces grandes de colores y estrellas de mar que descansaban sobre el arrecife coralino y luego llegamos nadando a una bonita playa virgen donde nos quedamos observando el raso vuelo de los pelícanos. En el paseo también intentamos pescar, pero como bien dije, eso se quedó sólo en el intento y la tarde finalizó regresando a Puerto López con una bellísima puesta del sol.

Ese mismo día continué camino a Quito, que es la capital más pintoresca de Sudamérica debido a que cuenta con el centro histórico mejor conservado del continente –merecidamente reconocido por la UNESCO-.

Esta ciudad fue fundada en 1534 y tiene una sobrepoblación de iglesias, capillas y monasterios construidos entre el siglo XVI y el XVIII con estilo clásico y barroco.

Llegué a Quito en la madrugada del Viernes Santo advirtiendo rápidamente el cambio de clima ya que sus 2800msnm enfrían mucho el aire sobre todo cuando no hay Febo. Tras hacer tiempo en un café de la terminal esperando el amanecer, me encaminé hacia el centro para dar un paseo por el ordenado y limpio corazón de Quito. La gente fue muy amable y todos ponen de su parte para el desarrollo turístico de la ciudad. Por más curioso que parezca, el turismo de Quito está íntegramente manejado por la policía que me prestó buenos servicios y me obsequió excelentes mapas.

Me pasé toda la mañana caminando y viendo las construcciones de la época: y mientras la ciudad se preparaba para una multitudinaria procesión penitencial típica de Semana Santa, aproveché para sumarme a una visita guiada gratuita por el elegante palacio presidencial. Luego sí observé la procesión realizada por cientos de personas vestidas con túnicas púrpuras y máscaras con forma de cucuruchos que usaban en sus cabezas simbolizando a los penitentes que muestran su arrepentimiento durante el camino de Jesús.




Esa tarde me encontré con Isabel una chica que contacté por la página de internet: CouchSurfing. Ésta es una comunidad de viajeros de todo el mundo en la que uno puede dar o recibir alojamiento gratuito de otros miembros; así el que hospeda suele conocer varios viajeros que visitan su ciudad y el que viaja fácilmente consigue amigos locales en los que puede confiar. Además, en las grandes ciudades, la comunidad local suele ser grande y habitualmente se organizan actividades de todo tipo para que los CouchSurfers se reúnan y conozcan a otros miembros. Yo había utilizado está página por primera vez en mi viaje a Paraguay cuando me quedé en la casa de Hugo en Asunción, y luego no volví a emplearla durante más de 3 meses hasta que llegué a Quito. Sin embargo, en un par de ocasiones, utilicé una página similar llamada Hospitality Club que fue con la que tuve el primer acercamiento a este tipo de experiencias al hospedarme así en Oaxaca, México unos días antes de terminar la primer parte de mi viaje. Con esta otra página me recibieron en Montevideo, Uruguay y en Trujillo, Perú y compartí lindos momentos en Puerto López y Guayaquil, Ecuador.

Dedico toda esta explicación, porque en los países que visité posteriormente utilicé estas páginas cada vez más y ellas modificaron no sólo mi estilo de viaje –al convertirse en mi primera opción para buscar alojamiento- sino mi vida social y la forma en que me relacioné con la cultura local. Volveré a retomar este tema en el relato de Colombia, país en el que CouchSurfing tomó una relevancia fundamental y embelleció completamente mi viaje, agregando muchas de las vivencias más lindas que experimenté en mi vida.

Volviendo al encuentro con Isa con la que primero comimos unas empanadas de verde y queso y tomamos una sopa de bolas de verde –ambos platos preparados con plátano- luego fuimos en el moderno trolebús hasta su departamento en el norte de la ciudad. Allí pusimos manos a la obra en preparar una merienda que terminó convirtiéndose en cena porque incluía jugo de naranjilla, chocolatada, café con leche, sándwiches tostados, omelettes, etc.

Esa noche salimos a dar una vuelta por La Mariscal, que es como la zona rosa donde están los mejores bares y restaurantes. Nosotros nos tomamos una cervecita en uno llamado El Zócalo.

Al otro día con Cristoph –un alemán que también se quedaba en lo de Isa- fuimos a conocer Otavalo, el mercado indígena más famoso de Sudamérica. Cada sábado Otavalo es visitado por grandes masas de turistas que buscan coloridas artesanías de calidad y a buen precio. Si bien en mi viaje no suelo comprar casi nada no sólo por la falta de presupuesto, sino también porque cada cosa que agrego a mi mochila luego debe ser cargada por mi espalda, pero esta vez la tentación fue tal que tuve que hacer una excepción. Me compré un abrigo de lana para algunos de los lugares fríos que todavía me quedaban por visitar, unas remeras, un cinturón, una pulsera y algún que otro souvenir antes de regresar a Quito.




El domingo fui a ver el monumento que se levantó en el lugar dónde hace más de 270 años se determinó que era la latitud 0° 0´ 0¨. Esta es la línea que le dio a este país el nombre de República del Ecuador en 1736. Ese año se realizó una misión geodésica con el objetivo de probar la forma de la tierra ya que éste era uno de los únicos sitios del planeta dónde la latitud 0° no pasa por la selva ni por el océano. Este lugar queda un poco alejado de la ciudad pero alrededor del monumento se ha construido un pueblito colonial turístico con restaurantes y negocios con todo tipo de souvenirs para los que quieran llevarse un recuerdo de su paso por la línea ecuatorial, dónde uno puede tener una mitad de su cuerpo en el hemisferio norte y la otra en el hemisferio sur.




Cabe aclarar que en la modernidad los Sistemas de Posicionamiento Global determinaron que la línea trazada en ese parque referenciando al Ecuador tiene un error de algunos metros con el medio real del mundo. Pero yo no tuve tiempo de ir hasta el centro exacto porque me quedé en la plaza central viendo el espectáculo de danzas típicas y música que presentan allí los fines de semana. Aquí me volví a encontrar por última vez con Octavio y visitamos juntos los 10 niveles del Museo Etnográfico instalado dentro del monumento y el mirador que está en el último piso. Entramos pagando US$1 que era el precio para estudiantes y tuvimos guía durante todo el recorrido. Este monumento tiene 30 metros de altura y estando allí también se pueden visitar otras salas de arte, maquetas y científicas.

Además en este lugar uno tiene la posibilidad de hacer algunas cosas curiosas como pesarse y pensar que rebajó unos 3 kilos, pero lo cierto es que en esta zona el peso de los cuerpos es menor. También uno puede intentar para un huevo sobre la cabeza de un clavo, que luego de varios intentos y a pesar de que el viento lo desestabilizaba finalmente se paró.




Esa noche nos fuimos al cine gratis porque el hermano de Isa trabaja en las boleterías y nos dio entradas a todos.

Al día siguiente me fui de Quito hacia la ciudad de Tulcán que limita con Colombia, con la anécdota de que en el bus por un descuido casi pierdo mi pasaporte y todo mi dinero.

Tulcán posee un cementerio hermosísimo colmado de "esculturas en verde" ya que la vegetación del lugar –mayormente conformada por árboles de ciprés chino- está prolijamente moldeada artesanalmente con figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas. Así se distinguen de animales, rostros, arcos, etc.




Creo que esta placa amurada a una de las tumbas explica simplemente lo que uno siente cuando visita este camposanto:




Mi recorrido por tierra ecuatoriana me dejó muy contento por haber encontrado semejante diversidad en un país tan pequeño comparado a sus gigantes vecinos sudamericanos (Brasil supera más de 30 veces la superficie de Ecuador). En Ecuador uno puede llegar a tomar el desayuno en la calurosa amazonia, almorzar entre las frías montañas y volcanes activos de los Andes, tomar la merienda en una playa viendo el atardecer en el Océano Pacífico y terminar la jornada cenando en alguna de sus islas. Así vemos que si bien las cuatro regiones de este país se encuentran a poca distancia una de otra, están bien diferenciadas en cuanto a clima, paisaje y gente. Entre los 13 millones de habitantes de Ecuador encontramos una gran variedad de razas.

Al igual que en Bolivia y Perú, aquí también hay mucho por hacer en cuanto a equidad, cultura y educación.

Su economía está en desarrollo y a pesar de ser un país dolarizado, los precios de Ecuador resultaron ser muy accesibles para mí, sobre todo por los bajos costos de la comida, el hospedaje y el transporte.
En esta oportunidad -sobre todo en los últimos lugares que visité- tuve que acelerar mi paso para llegar al sur de Colombia a reencontrarme a tiempo con Licha, mi amiga mexicana que viajaría desde Monterrey para compartir allí unos días conmigo. Me quedé con ganas de conocer más rincones del país y de pasar algo más de tiempo en los lugares que más me gustaron, pero siempre es bueno dejar razones para volver y revivir los coloridos recuerdos que me llevo de este país.

miércoles, 9 de abril de 2008

PERÚ: Mística e Historia en el Egipto de las Américas

Entré a Perú con una rápida pasada por la ciudad de Puno que hizo de nexo para conectar con un bus hacia Cusco, pero las 4 horas de espera que allí pasé fueron suficientes como para visitar a la comunidad de los Uros. Estos indígenas tienen la peculiaridad de vivir en el Lago Titikaka, del lado peruano sobre unas islas flotantes de totoras (un junco que crece allí), pero lo que es realmente impresionante, es que ellos mismos las construyen! Con ese mismo material arman sus viviendas y embarcaciones que las llaman: caballitos.



Ellos viven sólo con lo necesario y sus costumbres se han mantenido durante varios siglos (como la de no utilizar calzado a pesar de las bajas temperaturas).



Luego, junto a Ana y una pareja de chilenos que conocimos en la Isla del Sol, viajamos toda la noche hasta Cusco. Allá conocimos a Nati, Male, Pau y Sofi con las que conformé un lindo grupo durante las 2 semanas que nos quedamos en la ciudad.



El mismo día que llegamos a Cusco había una protesta en contra de la privatización de los predios cercanos al Machu Picchu, que aún hoy está vigente.



Sin embargo varias agencias permanecían abiertas y aproveché a preguntar y comparar precios del camino del Inca rumbo al Machu Picchu (es increíble como cambian los precios de una agencia a otra para exactamente la misma excursión). Por suerte conseguí disponibilidad, ya que al camino del Inca solo pueden entrar un número limitado de personas por día hasta fin de enero y en febrero lo cierran. Obtuve un precio muy barato que además incluía el préstamo de una bolsa de dormir más compacta y una mochila mediana.

Ese día desafortunadamente se me ocurrió llevar al zapatero mis zapatillas -cuya punta se estaba despegando- para que las arregle. Esto luego me trajo bastante dolor de pies, pero ahora ya estoy perfecto.

Cusco fue la antigua capital del imperio incaico y por lejos es el destino turístico más importante de Perú (y uno de los más concurridos de Latinoamérica). Es que "el Cusco" -como lo llaman los locales- tiene todo y para todos los bolsillos; es una atractiva ciudad colonial plagada de sitios arqueológicos interesantes, tiene una excelente oferta cultural y su activa vida nocturna genera la sensación de que cada noche parezca de sábado.

A esta ciudad también se lo apoda "el ombligo del mundo", y se la considera un centro energético, que por cierto nos atrajo más de lo que creíamos.

Cusco cuenta con un clima raro, a veces hace calor, pero por la noche siempre hace frío. Además en esta época llueve casi todos los días. Sin embargo, hay que aprovechar cuando sale el sol para sentarse junto a la fuente de su Plaza de Armas a observar las bellas construcciones que la rodean –mate de por medio- y caminar sus calles de adoquines, para ir descubriendo las bellezas escondidas que posee. Así un día llegué a ver el barrio de San Blas y sin buscarla me encontré con la "Piedra de los doce ángulos", reconocida por el perfecto ensamble que realizaron los incas con ella (este detalle luego fue utilizado ingeniosamente por la deliciosa "cerveza Cusqueña" que lo agregó al diseño de sus botellas)

Para visitar los lugares de interés cultural, se puede adquirir un boleto turístico unificado que sirve para utilizar dentro y fuera de la ciudad.

El primer parque arqueológico que visitamos –gracias a que milagrosamente el diluvio paró cuando nos decidimos a ingresar- fue Pisaq que posee unos andenes y un sistema de irrigación impresionantes.



Otro día fuimos al Museo de Arte Popular, al Histórico Regional, al de Arte Contemporáneo y al del Convento de Santa Catalina. Todo esto mientras nos preparábamos para el "Inca Trail".

Alquilé botas especiales para la lluvia (que de paso me ayudarían a disminuir el dolor de mis pies inflamados) y nos compramos pantalones y ponchos impermeables.

El día finalmente llegó y bien temprano nos pasaron a buscar para llevarnos hasta Ollantaytambo donde desayunamos, compré un par de pastillas potabilizadoras de agua y un bastón de madera que fue de gran utilidad para las subidas y bajadas que se sucedieron a lo largo del trayecto.

De ahí nos llevaron hasta el control del Km. 82 desde donde iniciamos nuestra procesión.



Yo caminaba junto a Nati, Male y Pau (ya no estábamos con Ana, ni los chilenos que se habían ido, y Sofi se quedó en Cusco por un dolor de rodillas). Todo iba bien hasta que llegando al final de la subida más empinada de ese día, por un camino angosto junto al precipicio, a Nati, que caminaba delante mío, le dieron convulsiones. En una rápida reacción, junto a un guía pudimos sujetarla y sentarla antes de que se caiga al barranco. Este fue un momento muy tenso ya que ella no tenía ningún antecedente de epilepsia y nadie sabía por qué le estaba ocurriendo eso. Por suerte había un médico y una estudiante de medicina en los grupos que la atendieron. Conversando con ella tomaron la decisión de que regrese a Cusco, y sus amigas Pau y Male la acompañaron. Felizmente luego todos nos reencontraríamos el 4to día directamente en Machu Picchu.

Desde ese entonces, mi compañera de caminata fue Gabriela que estuvo a punto de abandonar también ese primer día mientras oscurecía y buscábamos sólos cómo llegar al campamento, pero con un poco de aliento se animó a continuar.

Así pasaron los días donde caminamos durante muchas horas algo más de 40 km. por senderos complicados; sobre todo el segundo día donde la subida parecía que no terminaba más, hasta que llegamos a los 4200msnm y vimos que todo lo que sube, baja. Este camino se vuelve un desafío que al concluirlo llegando a la Puerta del Sol -desde donde se observa esta nueva maravilla del mundo- se convierte en un logro personal que difícilmente pueda ser olvidado.

A lo largo de la caminata los paisajes son una mezcla de montañas y vegetación, aunque en esta época, las espesas nubes hacen un poco difícil apreciar toda la belleza que hay alrededor. No obstante, las ruinas incaicas que uno encuentra mientras transita el sendero ya lo hacen suficientemente interesante.

Este recorrido se presta para "liberar la mente" y dejarse llevar por los pensamientos que vienen de la mano de la inmensidad de la naturaleza que a uno lo rodea y de la historia de las civilizaciones que caminaron por ese mismo lugar.

Además el esfuerzo de cada día se disfruta cuando al llegar al campamento, los porteadores te reciben con una deliciosa comida caliente que yo saboreaba a pesar de que mi estómago no se encontraba en la mejor de las condiciones.

Estos porteadores, son los encargados de armar las carpas y preparar la comida. Ellos merecen este párrafo aparte ya que te levantan temprano, llevándote un matecito peruano de coca a la carpa, desarman todo y se van, cargando más de 30 kilos en sus espaldas hasta otro punto de descanso donde preparan la siguiente comida. Es increíble como estos hombres -cuya paga es muy escasa- caminan (y hasta corren) por el Camino Inka en sandalias, cargando carpas, alimentos o garrafas sobre sus hombros para que cuando el grupo llegue a su encuentro todo esté listo.



La última noche nos hicieron una cena fantástica y luego de una emotiva despedida donde aprovechamos para entregarles una propina, se armó una divertida fiesta con el resto de los grupos.

A la mañana siguiente estábamos todos tan exaltados que hicimos el trecho restante casi al trote, porque luego de varios días nublados, este último día fue de un sol radiante que nos permitió ver la ciudad perdida de Machu Picchu en su esplendor desde el Intipunku, desde donde se ve una comunión perfecta entre arquitectura y naturaleza.

Machu Picchu significa "montaña vieja"; esta ciudadela fue construida en el siglo XV, aunque luego fue redescubierta casi por casualidad entre la selva en 1911.

Apenas entramos al predio me reencontré con las chicas que se unieron a la explicación que nos dio el guía. Vimos el Intihuatana (observatorio solar), la roca sagrada y el templo principal donde se aprecia el admirable trabajo que se tomaban los incas para pulir y colocar cada piedra. Después enfilamos hacia el Wayna Picchu o "montaña nueva". Este es precisamente el monte que le da al Machu ese fondo majestuoso, que convierte a cada foto que uno toma en una postal.



Escalar el Wayna no fue fácil, sobre todo por el cansancio que ya acarreábamos de la caminata, pero desde sus alturas se obtiene un ángulo totalmente distinto de las ruinas.



Allí arriba Male, Pau y Nati me contaron que se volvían a Bs. As. y Sofi que decidió seguir viajando conmigo durante unos días más.



Cuando contraté la excursión, yo había decidido quedarme a descansar 1 noche en el pueblo más cercano, llamado Aguas Calientes. Esta fue una buena decisión ya que al día siguiente fui a relajarme a las piletas termales que le dan nombre a este pueblo formado íntegramente por y para el turismo, mientras conversábamos con chicos de otros grupos; sobre todo con dos veterinarios cordobeses que contaron todo tipo de curiosidades y divertidas historias de animales.

Esa misma noche cuando llegué a Cusco, nos juntamos con dos de los grupos del Camino del Inca para despedirnos comiendo una parrillada y de ahí nos fuimos a bailar hasta el amanecer.

Ya con Sofi, hicimos un city tour que comenzó por el convento de Qoricancha y luego nos llevó por distintos sitios arqueológicos como Sacsayhuaman, Quenqo, Puka Pukará y Tambo Machay.



De ahí fuimos al Centro Qosqo de Arte Nativo donde apreciamos una serie de danzas típicas con su música interpretada en vivo, y finalizamos el día asistiendo a una fiesta que se celebró en la calle frente a una de las iglesias de la ciudad.

Antes de irnos de Cusco pasamos por el monumento a Pachacútec -el noveno gobernante del Estado Inca y el más influyente para convertirlo en imperio- y seguimos viaje hacia Arequipa, donde el clima se tornaría más cálido; por eso entregué mi bolsa de dormir en el hostal como parte de pago.



Ni bien llegamos a la segunda ciudad más grande de Perú, partimos en una excursión de 2 días hacia el Cañón del Colca, uno de los cañones más profundos del mundo. En el camino, hicimos algunas paradas hasta llegar a Chivay, donde nos alojamos.

Ese día nos llevaron a unas piscinas termales y a una peña folklórica, donde me sacaron a bailar uno de los bailes de la zona. Todo se volvió todavía más divertido afuera, cuando participamos de una celebración llamada Yunza, en la cual se plantan árboles en las calles y la gente baila alrededor de ellos al ritmo de los tambores. Luego alguien se sitúa frente al árbol, toma chicha –bebida fría de maíz fermentado, harina de trigo y agua- y arroja un poco al tronco antes de comenzar a talarlo con un hacha.

Así se van sucediendo las personas hasta que el que tumba el árbol -que está decorado con todo tipo de regalos en su copa- es el encargado de adornar y colocar el árbol al año siguiente.

Al otro día, salimos temprano hacia el Valle del Colca, pasando antes por distintos pueblos, donde sus habitantes exhibieron sus bailes típicos y algunas de sus mascotas.



Finalmente llegamos al Cañón del Colca, que posee más de 3000 metros de profundidad.



Allí hicimos un trekking corto hasta llegar a la Cruz del Cóndor donde avistamos a estas aves en pleno vuelo, aunque la mayoría se encontraba revoloteando a cientos de metros bajo el mirador.



De regreso en Arequipa, entramos a uno de los lugares más populares entre los peruanos: los casinos con máquinas tragamonedas, que se encuentran hasta en los pueblos más pequeños.

Lo bueno es que allí, mientras uno se mantenga jugando te sirven de comida y bebida. Así que en una de las varias veces que fuimos además de nuestra cena gratuita, nos ganamos 70 soles.

También quejándonos con la gente de la agencia, que nos vendió el tour del Colca más caro que a otros pasajeros, conseguimos que nos hagan un tour por la campiña de la ciudad (las afueras) sin cargo.

Arequipa, al igual que Sucre en Bolivia, también es llamada "ciudad blanca", pero aquí no es por la pintura de sus construcciones históricas, sino por el material con que están realizadas. Se trata de una piedra de lava volcánica llamada "sillar". Gracias a ella, las edificaciones se han mantenido en buenas condiciones durante muchos años, a pesar de los numerosos sismos que afectaron a la región.



Con el city tour recorrimos varios miradores, entre los que se destaca el de Yanahuara que brinda una vista privilegiada de la ciudad con el Volcán Misti de fondo.



En la recorrida también disfrutamos de un dulce queso helado recién preparado y visitamos una fábrica de prendas confeccionadas con lana de alpaca, llama y la fina lana de vicuña.

Concluimos nuestro paseo en un restaurante especializado en "cuy chactado", que es un cuis que uno elige para que luego lo cocinen frito bajo unas piedras.



En la ciudad también visitamos el Convento de Santa Catalina, al que conseguimos ingresar por 1/6 de su valor normal.

Este convento de clausura, albergó a las hijas de las familias más distinguidas de la ciudad durante 4 siglos. Allí dentro hay una ciudadela con 40 casas en las que las monjas vivían en completa reclusión, salvo por el contacto que entablaban con sus sirvientas. También desde allí nos dirigimos al Molino de trigo de Sabandía, construido a fines del 1700.

Esa noche, cuando salimos a escuchar una banda de covers argentinos en un bar, nos encontramos con unos chicos arequipeños con los que combinamos para salir al día siguiente hacia las playas cercanas de Mejía y Mollendo. Allí hice la primera incursión de mi vida en el Océano Pacífico y pude contemplar de un bello atardecer en el mar.



También degusté un gigantesco plato de sabroso ceviche, que se prepara macerando trozos de pescado o mariscos frescos en jugo de limón y se lo condimenta con rocoto (ají), cebolla y sal.

De Arequipa seguimos camino al calor. Nuestra primera parada fue Nazca, ciudad mundialmente célebre por las misteriosas figuras trazadas en medio de su desierto. Se cree que las "Líneas de Nazca" han sido realizadas hace más de 1500 años, pero fueron descubiertas recién el siglo pasado ya que sus diseños, sólo pueden ser apreciados desde el aire. Así han surgido todo tipo de conjeturas que expliquen su existencia, desde la más científica que las relaciona con lo astronómico como si fuera un gigantesco calendario pre-Inca, hasta la que se aventura en establecerlas como mensajes de seres provenientes del espacio exterior. Lo cierto es que sobrevolar y observar 12 de estos dibujos es una experiencia que asombra hasta a los más escépticos por la increíble precisión con la que fueron realizados.



Fue la primera vez que me subía a una avioneta de 4 tripulantes incluyendo el piloto, y me tocó hacer de copiloto. Así que, luego del habitual sondeo de precios en busca del menos costoso y con el Cerro Blanco de fondo, que es la duna de arena más alta del mundo, levantamos vuelo para observar durante una media hora de recorrido a la ballena, el mono, el perro, la araña y el colibrí, entre otros.



Antes del aterrizaje, el piloto hizo una pequeña acrobacia con la que se ganó mis aplausos y una buena propina.

Después con los chicos que hicieron el vuelo conmigo, y con Sofi hicimos una excursión a un cementerio de los Nazcas ya que en él se hallaron momias con más de 1.000 años de antigüedad muy bien conservadas gracias al clima seco de la región.



Posteriormente presenciamos una explicación del proceso artesanal de la cerámica que usaba la cultura Nazca y luego nos contaron cómo realizan la extracción artesanal del oro de las minas cercanas, usando agua y mercurio.

De allí nos dirigimos a un acueducto subterráneo construido hace más de 1500 años y que todavía funciona. Por último, vimos -esta vez desde tierra- unas líneas geométricas que se trazaron cerca de allí.



Dimos una vuelta por el centro y nos fuimos para Ica, que podría ser apodada como "la ciudad de los bocinazos" ya que por más que no es una ciudad muy poblada, el barullo que hay en sus calles es insoportable. La mayoría de los conductores tocan el "claxon" por gusto, sobre todo los taxistas que lo hacen para llamar la atención de los peatones. Esta contaminación sonora ya me había molestado bastante en Bolivia y en otros lados de Perú, pero fue en Ica donde me sacó de las casillas y por eso, luego de pedir información turística, decidí hacer un reclamo al municipio argumentando que semejante ruido ahuyenta a los turistas. Ese mismo día nos escapamos del bullicio en una excursión que nos llevó por 3 bodegas de esta región vitivinícola para que nos expliquen el proceso de elaboración del vino y del pisco (típica aguardiente de uva), cuya propiedad Perú se disputa con el vecino país chileno.

La primera bodega era industrial y las dos siguientes artesanales. En cada degustación comparábamos –alegremente- los sabores de vinos blanco, rosé, tinto, perfecto amor y de cachina (licor a base de mosto de uva fermentada).

Más tarde nos llevaron a Cachiche, un lugar con fama de haber sido habitado por brujas, donde se encuentra la Palmera de las 7 Cabezas.

La excursión terminaba con una visita a la Laguna de Huacachina, pero en vez de regresarnos, nos quedamos a pasar unos días en un hotel frente a este oasis situado en medio de un desierto de arena. Ahí nos relajamos bastante, aunque hicimos un par de escapadas a Ica para cenar y salir a bailar a The Who.



Nota: Ni esta, ni ninguna de las fotos que saco y publico tienen retoques. Nada de Photoshop, ni de otros inventos de la tecnología que se usan para cambiar el verdadero aspecto de las cosas. Aclaro porque ni yo puedo creer los colores que se vieron reflejados esa tarde en la laguna.

En Huacachina tuve la posibilidad de subirme a un tubular 4x4 V8 que nos llevó a un paseo por las dunas del desierto, que se transformó en una aventura tal que en algunos tramos superaba a cualquier montaña rusa.

Así subíamos a las dunas desde donde nos lanzábamos con una tabla de sandboard y luego el conductor nos pasaba a buscar y nos llevaba a otras dunas, que cada vez eran más altas y empinadas.



Por querer filmar las partes más excitantes de este recorrido, a mi cámara le entró un poco de arena y el zoom comenzó a emitir un sonido un poco raro. Por eso, unos días más tarde, la llevé a un servicio técnico de Lima para una limpieza.

Al día siguiente madrugamos para salir hacia Paracas, desde donde tomé una lancha a las Islas Ballestas, que tienen una de las mayores concentraciones de aves marinas en el mundo.

Al inicio del recorrido observamos un gigantesco candelabro diseñado en la ladera de una montaña y de allí nos dirigimos al hábitat de los lobos marinos, pingüinos de Humboldt, pelícanos y cormoranes que se encuentran cohabitando en grandes rocas; muchas de las cuales como consecuencia de la erosión forman bonitos arcos naturales.



La excursión tuvo un agradable final ya que antes de llegar al muelle pudimos ver unos traviesos delfines que se escondían cada vez que nuestra lancha se les acercaba.

Luego pasamos por Pisco, que fue la ciudad más afectada por el terremoto que hace poco más de medio año les quitó la vida a más de 500 personas. Las construcciones del centro aún se encuentran muy dañadas; una muestra de esto es que la misa del domingo por la mañana se estaba llevando a cabo en una carpa que levantaron entre lo poco que quedó en pie de la catedral.



Desde allí seguimos camino a Lima, la capital de Perú. Allí nos hospedamos en un barrio un poco alejado del centro, en la casa del padre de Karim, una chica que conocimos en Colca. Mandé mi cámara a un service preventivo, pero cuando la fui a buscar la dejaron peor de lo que estaba (le descalibraron el foco) así que la volví a llevar y quedó bien, a pesar de que todavía cuenta con los rayones propios de la caída en el camino de la muerte boliviano.

Con Sofi nos dedicamos a recorrer el barrio más bonito de la ciudad: Miraflores y el Centro Comercial Larcomar que está sobre una colina frente a la costa, desde donde se ve el atardecer a las 18.30 hs.

En Lima finalmente encontré un par de zapatillas económicas para reemplazar las que me lastimaron en Cusco, ya que en el resto de las ciudades había buscado y no encontraba talle a pesar de que sólo calzo 42/43... me pregunto cómo hubiese hecho Ginobili…También recorrimos el centro histórico y advertimos una gran diferencia de clases sociales entre los sectores recorridos.

Una vez que Sofi se regresó a Bs. As. yo me mudé a un hostel en Miraflores y me reuní el resto de los días sobre todo con Gisella y Claudia, dos exitosas jóvenes abogadas de Lima que con el correr de los días se convirtieron en grandes amigas.

Conocí a Gise en Bs. As. hace 1 año, y junto a sus amigas se encargaron de llevarme a pasear por los lugares más lindos de Lima.

Fuimos a distintos conciertos como los de La Mente y Bareto en Gotika de Larcomar, presenciamos un show de reggae a 50 km. de la ciudad en El Dragón del Sur donde luego nos quedamos bailando al aire libre.

Gise, me dio un cd de La Mente y otro de música andina para recordar esos sonidos cuando ya no esté en Perú, pero además se jugó cuando me regaló un vuelo en parapente. Esta experiencia fue increíble, no solo por el espectacular paisaje de la ciudad que se aprecia desde el aire, sino por la adrenalina que vivimos cuando en este vuelo -que era el primero de mi vida- el viento dejó de soplar y nos vimos obligados a aterrizar el tandem en la vereda de la costa.

Al igual que la caida en mountain bike en Bolivia, esto también lo tengo en video, pero no lo cuelgo acá porque no es apto para impresionables :P

El saldo de este "percance" fue un tacho de basura roto, un pequeño raspón a una camioneta, el enredo de las sogas del parapente en una lámpara y la invitación por parte del instructor a hacer otro vuelo totalmente gratis cuando mejoraran las condiciones climáticas (él y yo salimos felizmente ilesos). Así que unos días más tarde, cuando el viento soplaba con fuerza volvimos a volar, pero esta vez fue algo bien relajado. Desde arriba, observé la costa verde en su totalidad (donde antes había estado haciendo mis primeras incursiones con la tabla de bodyboard) y pudimos volver a aterrizar perfectamente en la cima.





Con Gise y Clau fuimos a conocer el Circuito Mágico del Agua, una majestuosa obra inaugurada el año pasado y que constituye el complejo de fuentes más grande del mundo. La altura que alcanza el agua que expulsa su fuente más potente es de 80 mts.



Cuando salimos de ahí, las chicas me llevaron a hacer un "pisco tour" que comenzó en La Calesa, un bar galardonado por poseer uno de los mejores pisco sours de Lima. Allí además probé el maracuyá sour y el camu camu sour (preparado con un fruto de la selva) acompañados por unos ricos tequeños de queso.

Desde allí continuamos el tour en otro de los bares más famosos por la preparación de esta bebida: Huaringas, donde degustamos varios más: el mango sour, ciruela sour, lima y granadilla sour, esta vez acompañados por la típica cancha (maiz tostado salado). Todo terminó con un obsequio de parte de las chicas, acorde con la temática: una buena botella de Pisco.



Al otro día me invitaron de nuevo al último lugar donde tomamos los piscos, ya que de día funciona ahí el restaurante Las Brujas de Cachiche, que es uno de los mejores en comida típica peruana. Así que con música tradicional de fondo -que interpretaba una pianista- degustamos deliciosos anticuchos (brochetas de corazón de vaca), rocoto relleno, chicharrón de cerdo, papa a la huancaína, camote, causa rellena de cangrejo y terminamos la jornada con una rica torta 3 leches de cumpleaños (ficticio), como cortesía de la casa.

Luego fui al museo "Oro del Perú y Armas del Mundo" que era el más caro que me tocó visitar en el viaje. Este posee una exposición muy completa de armas de todas las épocas y regiones y una sorprendente colección de artículos de oro pertenecientes a culturas prehispánicas.

Ese día también fui gratis al cine -con una entrada que me regaló Mc Donalds- y vi la película que luego ganó el Oscar: No Country For Old Men.

Otra de las amigas que volví a ver en Lima, fue Dania que me pasó a buscar por la Huaca Pucllana –un centro ceremonial construido hace más de 1500 años por la cultura Lima en medio de lo que hoy es la ciudad moderna-. De allí fuimos a almorzar en el "chifa" (restaurant chino) del exclusivo -y machista- Club Regatas. Acompañamos la comida con Inca Cola (gaseosa peruana dulce y de color amarillo, tan popular ahí como la Coca-Cola) y una hermosa vista de la costa desde el 6to piso.

Pude volver a comer "chaufa" (arroz chau-fan) en el mismísimo barrio chino y pasear por el centro viendo el Palacio de Gobierno y la Plaza Mayor, el Monumento a San Martín (que declaró la independencia de Perú desembarcando por Paracas) y algunos parques.

Lima, posee más de 8 millones de habitantes, entre los que se encuentran Clau y Gise que hicieron que me quede en la ciudad mucho más tiempo del que pensaba ya que siguieron proponiendo más y más salidas. Fuimos a tomar un vinito y escuchar música en vivo a La Posada del Ángel, me armaron una demostración de los bailes típicos peruanos, me llevaron a probar comida de mar que incluyó Tacu-Tacu (arroz con mariscos y frijoles) y Uñitas de Cangrejo ¡deliciosas! Terminando de almorzar recibí un obsequio más ya que ellas llevaron una notebook al restaurant y me mostraron una presentación que armaron en dvd con fotos, videos y anécdotas que quedaron de la semana que pasamos juntos. ¡Muchas gracias a "mis patas"!

Así, lleno de buena vibra, seguí camino para Huaraz y volví al frío y la belleza de los lugares montañosos. Allí hice una excursión que me llevó por distintos pueblitos de los que destaco el nuevo pueblo de Yungay, ya que el antiguo desapareció sepultado bajo un gigantesco alud que fue generado por un terremoto en 1970 y que acabó con la vida de más de 20000 personas. Finalmente llegamos a las Lagunas de Llanganuco que son muy bonitas. Lo malo fue que las nubes propias de ésta época húmeda impedían la visibilidad de los picos nevados de la Cordillera Blanca, que contrasta con su vecina de enfrente, la Cordillera Negra (cuyas montañas no están nevadas).



Esa misma noche salí para Trujillo, donde visité Chan-Chan, las ruinas de una ciudad bellamente decorada con dibujos relacionados a la piscicultura, realizados por la cultura Chimú. Ésta constituye la ciudad de barro más grande de América Prehispánica.



Como la explicación de la guía me salió muy cara (pagué 5 veces más que el costo de la entrada) decidí hospedarme en la casa de la familia de Pylar, que me hizo lugar en su cálido hogar, cuando regresé de las playas de Huanchaco, que recorrí con una española que conocí en las ruinas.

Con Betsy, una de las hermanas de Pylar, salimos a escuchar bandas en Tributo Bar y en Nuestro; y a bailar al "horno" de Bizarro. También recorrí un poco la ciudad con ella y con su otra hermana, Milagros.

De Trujillo seguí hacia el norte para mi último destino en Perú: Máncora, una playa famosa entre surfers. Es un lindo lugar para quedarse, con opciones económicas para mochileros. En esos días había una invasión de chincharros (insecto que parece un escarabajo volador), que sumados a los mosquitos y moscas se volvían bastante molestos. Lo loco fue que allí caminando por la playa me encontré por casualidad con Stefi, mi amiga de Suiza que conocí viajando a Cuba y que en unos días se iba para Argentina a terminar su viaje. (Este encuentro casual me hizo acordar mucho al que tuve con mi amigo Peter de Inglaterra. Con él viajé en Guatemala y nos volvimos a cruzar 3 meses más tarde en Colonia, Uruguay).

De Máncora seguí a Tumbes para cruzar la frontera. Después de engorrosos trámites y el pago de una multa –que con insistencia logré reducir- por excederme dos semanas de los 30 días permitidos que me habían sellado en mi pasaporte, pude cruzar a Ecuador.

Así concluyó mi paso por Perú. Creo que ya escribí bastante de este país que me dio mucho más de lo que esperaba, por lo tanto el resto de las historias "bravazas" que acumulé quedarán para que se las cuente personalmente…